Cualquiera que me conozca medianamente, que a mí la arquitectura me gusta, pero siempre dentro de unos límites funcionales, y, sobre todo, dentro de un marco con el que no quede desproporcionado el conjunto. Es por eso, que yo jamás entendí del todo las ansias por intentar diseñar el edificio más alto del mundo, un título a todas luces efímero, y que no demuestra que seas el mejor arquitecto, sino el que mejor sabe aprovecharse de los paraísos terrenales como Dubai. Además de que la arquitectura por si sola no me llama la atención. Como mente empírica que tengo, y hombre de ciencias que soy, con un sentido del arte muy difuminado, las obras arquitectónicas de Calatrava (por poner un ejemplo más o menos reconocible) me parecen ridículas, y a todas luces innecesarias.
Calatrava, ese arquitecto español, con obras por todo el mundo, y en el que todos los jefes de obra del mundo piensan cuando les preguntan cuál fue la peor obra que tuvieron que llevar a cabo. Ejemplos clarividentes como su famoso puente de Bilbao, precioso esteticamente, y con una cristalera de suelo que te permite ver las "cristalinas" aguas de la ría Nervión, que ya ha provocado caídas graves a personas, porque, el cristal, cuando se moja al llover, resbala. Y ante la insistencia de los técnicos encargados de desarrollar el proyecto, sólo pudo argumentar que él era el arquitecto. Y así se quedó el puente, en una zona de la ciudad con poco peso turístico, hay un puente blanco muy iluminado por las noches, y muy resultón, pero que apenas nadie usa.
¿Dónde quedaron esos diseños integrados en el marco, hechos para presumir de belleza, sin tener que resaltar ante todo, ni obligarte a mirarles fijamente para apreciar su atractivo? Artistas capaces de hacer geniales edificios, dotados de gracia y esbeltez, de carácter, todo ello integrado en los alrededores, sin limitarse a las estructuras de hormigón, con revestimiento de acero y cristal para la fachada. Mazacotes como las extintas Torres Gemelas, o esta nueva torre de Dubai, no demuestran nada más que la habilidad y el desparpajo de los obreros para llevar a cabo la obra a 800 metros de altura. No obstante, arquitectos como Frank Lloyd Wright o Charles Édouard Jeanneret-Gris aka Le Corbusier, diseñaron casas y edificios, que ante todo, permitían usar el entorno como una parte mas del edificio, con ejemplos como Fallingwaters para el primero, y Villa Saboya para el segundo.
Quizás el edificio más llamativo de Frank Lloyd Wright sea el Museo Guggenheim de Nueva York, con un acabado blanco impoluto en su fachada. Alguno lo comparará con las obras de Calatrava, pero, nada más lejos de la realidad. El color, en este caso, es algo secundario, y por petición expresa de la Fundación Guggenheim. Sin embargo, su funcionalidad queda patente cuando se ve que un único punto de luz cenital sirve para iluminar la pasarela de exposición, que asciende en espiral, en lugar de haberse gastado millones para iluminarlo con focos de luz indirecta. Esos son los detalles que hacen que se te recuerde, no el construir una torre que será el edificio más alto del mundo hasta que otro jeque del petróleo tenga ganas de fiesta, y decida jugar al Monopoly.
Y, actualmente en España, se está llevando a cabo una importante obra, que no hace más que corroborar la belleza de los diseños de Wright. En Santiago de Compostela, sobre el monte Gaiás, se está construyendo la Ciudad de las Ciencias. El diseño, llevado a cabo por Peter Eisenman, es absolutamente fantástico, provocando que el edificio de veras se camufle con el medio. Y para muesra, una pequeña maqueta de madera de como quedará al finalizar la obra.
1 comentario:
A veces no es el arquitecto quien quiere ser inmortalizado por haber realizado el diseño del edificio más alto del mundo. Es cierto que el reinado de estos edificios es efímero, pero lo suficientemente largos como para haber vendido los apartamentos u oficinas. Ser el edificio más alto del mundo es una de las condiciones que pone el promotorr al arquitecto para luego vender mejor.
Por cierto, me ha gustado tu blog.
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