Nico y la guillotina




En este país, no se le tiene demasiado aprecio a lo francés. Desde que el mayor de los Bonaparte viniera aquí a joder la marrana, no se les aprecia. Altaneros en demasía, predispuestos a hacer ver a cualquier nación vecina que son unos pueblerinos y unos paletos, e históricamente, en este país, tildados de cobardes desde sucesos como los de Trafalgar o el 2 de Mayo en Madrid, y en otros países por la Segunda Guerra Mundial, cuando tuvieron que acudir los yanquis y los hijos de la Pérfida Albión a salvarles el culo. Aquello de la Bastilla queda ya muy lejos en la memoria de todo el mundo. 

Y ahora, resulta que Sarkozy, ese pequeño gran político, capaz de embaucar a toda una jaca como Carla Bruni, es el único que ha podido poner los huevos sobre la mesa y hacer lo que tanto comentan sus vecinos del sur. Al inmigrante que la líe, se le echa del país. Con dos huevos. La guillotina social está de moda. Allors enfants de la patrie, tous deportées, o algo así, ha debido decir el colega. Y debo decir que me parece una medida cojonuda. Que ya está bien de agarrársela con papel de fumar, y dejar que te partan la cara. Y luego poner la otra mejilla, incluso.

Debo decir, (aunque no se porqué, porque al fin y al cabo, este blog es mío, y hago lo que me sale teclado) que no tengo problemas con los inmigrantes, ni soy prejuicioso. Pero me parece el colmo que a alguien que no está en su país, y comete delitos por sistema se le perdone todo. Por muy pobre que sea. Por poco trabajo que encuentre. Hay formas, y formas de vivir en un país extranjero. Y qué menos que respetar a los habitantes naturales del país que te acoge, y no joderles la marrana, para que luego se pongan en tu contra. Habrá quien me llame neonazi por comentarios así, lo sé. Y me importa menos que la vida y obra de Lauren Postigo. Porque si yo, un personajillo que vive en una provincia con medio millón de habitantes (4 veces la población de París, por poner un ejemplo), llego a París, por muy mal que lo vea, no me pongo a robar, o a "mendigar con violencia", como lo llaman los cursis de los franceses.

Y digo, que por una vez, los franceses han hecho algo que los españoles no se han atrevido actualmente. Sólo Fernando e Isabel, aquel par de pre-nazis medievos que nos unificaron a todos los españoles, se atrevieron a hacer algo semejante con los judíos. Luego sí. Luego todos nos sumamos a las soluciones en la barra del bar, con el mondadientes en la boca, y el carajillo en la barra, con los dos botones superiores de la camisa desabrochados y enseñando la pelambrera del pecho. Pero resulta que, para los progres de este país, eso es una canallada y un trato inhumano. Debemos dejar que nos jodan. No seremos nosotros los que devolvamos el golpe, por Dios. Qué falta de solidaridad.

Y me toca los huevos esa manera de ser, porque no sólo me parece una gilipollez y algo propio de una banda de meapilas, sino que encima, a los que opinamos diferente, nos dejan como si fuéramos bárbaros. Y por ahí no paso. Si la gente es educada, y viene a hacer su vida de acuerdo. Pero que a mí no me toquen los huevos. Que la libertad de cada uno termina donde empieza la de las demás. Y no me valen los moralistas de jujana y los listos de los cojones. Y al que se porte mal, a la puta calle. Como en el colegio, cuando te echaban de clase. Como en el trabajo, cuando no cumples con tu deber. Como en un foro cuando no respetas las normas. Como debería ser en cualquier país cuando no acatas sus normas. 

1 comentario:

Tiberio dijo...

Lo que no se está comentando es que en el trado de adhesión de Rumania y Bulgaria a la UE se contemplaba el mecanismo de repatriar a los naturales de estos dos paises, a los mismos, si incurrían en determinadas actividades. Así que Francia, como otros paises que van a hacer lo mismo, van a aplicar esta clausula que suscribieron. Nosotros, por cierto, no lo hicimos.