Recordando esta mañana en una conversación los aciertos y fallos de la anterior presidencia del PSOE, me ha venido a la cabeza un suceso casi olvidado por gran parte de Cantabria, y recordado hoy en la actualidad apenas por una canción de La Fuga, de la que muchos de sus seguidores (adolescentes rojeras y perroflautas) desconocen su significado. Saben que algo pasó, pero no sabrían decir el qué. Lo cual tampoco es extraño, ya que ni un 90% de los menores de 20 años hoy en día sabría decir qué es el caso "Gürtel"., y la asignatura de historia que hoy en día se estudia en los institutos de este país es poco menos que paupérrima e interesada según el profesor de cada uno. Por eso, por si algún zapatista (nada que ver con José Luis), o izquierdista joven en general quiere saber el porqué de que mucha gente se ría hasta atragantarse cuando oye Partido Socialista Obrero Español, quiero recordar aquél suceso que aconteció en Reinosa en marzo y abril de 1987.
Pongámonos en antecedentes. En aquella época, una fuerte reconversión industrial que se produjo en todo el país, llevo en los dos años anteriores a que se crearan 2.000 nuevos parados. Lo cual, para una comarca con apenas 13.000 habitantes, son muchos despidos. Y por si fuera poco, la reconversión amenazaba con 1.000 despidos más antes de terminar 1987. Pero el detontante de los disturbios acontecidos vino por parte de la empresa Forjas y Aceros de Reinosa, que pretendía, expediente de regulación de empleo mediante, mandar a la calle a 463 trabajadores mas en marzo de 1987. Todo esto debido al dinero perdido por la empresa, calculado en unos 3.000 millones de pesetas de le época (más o menos, lo que se gasta hoy en día un equipo de fútbol medio por temporada, pero eran otros tiempos, supongo).
Los trabajadores se veían venir esta situación, y la gota que colmó el vaso fue que el por entonces presidente de la empresa decidió coger sus bártulos, y marcharse al País Vasco, donde el PNV, que gobernaba con el PSOE en coalición, le había ofrecido el puesto de Consejero de Obras Públicas. Ante la tesitura, y aprovechando que Enrique Antolín (que así se llamaba el sujeto) fue a la fábrica a recoger sus enseres personales, los trabajadores en asamblea decidieron retenerlo allí esa noche, e intentar negociar. Y así ocurrió. Pero al día siguiente, los Cuerpos Especiales de la Benemérita asaltaron el lugar donde escondían a Antolín, mientras que tres centenas de guardias civiles dispersaban al resto de trabajadores con pelotas de goma y botes de humo. Durante la refriega entre civiles y guardias, éstos últimos pierden varias armas, recuperadas la mayoría en días posteriores, a excepción de una pistola, que desapareció. El resultado final, ocho heridos graves y sesenta leves.
Y, como suele ocurrir en este país, tras estos hechos, el PSOE culpó a los trabajadores, el AP (actual PP) pedía explicaciones al PSOE, e IU, como siempre a su bola, denunciaba que la Guardia Civil usó fuego real en los disturbios. Pero la cosa no quedó ahí, ya que posteriormente siguieron los disturbios en Reinosa, y alguno que otro en Santander, aunque de mucho menor calibre.
Pero la tormenta cayó con fuerza el día 16 de abril, en el que se convocó una manifestacion por parte de CC.OO, y apoyada por CNT, y todos los partidos políticos a excepción de PSOE y AP. Unos 20.000 trabajadores se dieron cita en una plaza de Reinosa duispuestos a protestar por su situación y por las desproporcionadas medidas que tomó la Guardia Civil. Fue entonces, cuando tras el pitido del tren, todos los Guardis Civiles allí dados cita entraron a saco, fuertemente armados contra los manifestantes. Se sucedieron las barricadas, los asaltos a domicilios particulares por parte de las fuerzas del orden, las tanquetas lanzaban bombas de humo indiscriminadamente, provocando daños en comercios, llegando incluso a incendiar una funeraria, y abusando de su fuerza, sacando a los vecinos a la calle con los dichos botes de humo, para una vez en la calle, golpear a los vecinos. Incluso los espectadores del Naval, que se encontraban viendo un partido, fueron agredidos. El caos y el ambiente bélico inundaban las calles del pueblo, con helicópteros sobrevolando la zona, tanquetas, jeeps, y guardias armados en cada esquina, obligando a los trabajadores a refugiarse en la Iglesia, y en garajes.
Gonzalo Ruiz, mártir de los hechos, y trabajador de Forjas y Aceros de Reinosa, murió semanas despues del incidente, a causa de haber inhalado una dosis excesiva de gas lacrimógeno. Todo por un cúmulo de despropósitos por una situación mal llevada. ¿El resultado final? La Guardia Civil pidiendo una trato benevolente, dejando de lado la informacion objetiva, y los periódicos de la época, véase Diario 16 y El País (felipista por definición), entrando al trapo, y tildando a los trabajadores reinosanos de antidemocráticos, violentos y relacionándolos con el entorno de ETA. Pero ni una palabra acerca de que la Guardia Civil usase fuego real, intentando hacer ver que la muerte de Gonzalo Ruiz vino dada por una dolencia anterior (algo desmentido posteriormente en Valdecilla, y enterrado por cal viva por los medios), y dando voz a personajes que a la postre demostraron muy poca moral como Roldán o Barrionuevo, y permitiendo que insultasen de una manera ruin y rastrera a una población que trató de luchar por unos derechos que el supuesto partido en el poder debería de haber defendido.
2 comentarios:
No lo sabía, pero lo que te he comentado, tratándose de la Guardia Civil no me ha extrañado ni lo más mínimo.
SI sacan a vecinos y de más paisanos hasta de debajo de las piedras por fuerza mayor, tienen más revoltosos por ahí por tanto queda más justificado usas munición real....que pena por dios....
Hace 20 años no es que fuese lo mismo, pero algo parecido pasó en la empresa de mi padre, los astilleros. ya te contaré algo de eso xD
Bien hecho Dave.
Hay que levantar acta notarial para el asunto ese de la Memoria Histórica.
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