Sobre ministerios y mini-histerias...

Regocijémonos todos y todas, hijos e hijas adoptivos y adoptivas del socialismo y lo políticamente correcto, pues nuestra super-heroína ha vuelto al rescate de las desvalidas féminas españolas. Nuestra miembra del Parlamento preferida regresa a la acción, en pro de su noble causa, que no es otra que conseguir la igualdad. ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No señor, es Super-Aído.

En su particular cruzada para acabar con los instintos machistas que pueblan esta nación (he usado nación que es femenino, conste en acta), la última boutade de nuestra idolatrada heroína (y no hablo de la droga, conste en acta también) es que para que todos los jóvenes y jóvenas españoles y españolas sepan cómo tratar a las mujeres en su vida diaria, pretende instaurar una nueva asignatura en los estudios y estudias universitarios y universitarias. La asignatura muestra sus intenciones desde un primer momento, deja claras sus intenciones. Acabar con los comportamientos sexistas que se producen continuamente en las aulas y alrededores de la universidad. Se acabó el mirar el culo a las compañeras, se acabó la homogeneidad de sexo en las partidas de mus, se acabó que la tuna rodee a las mujeres para rondarlas. Esos comportamientos tan denigrantes para la mujer serán cosa del pasado gracias a Super-Aído.

Vale, quizás exagere. Y si, me parece una medida absurda, irracional, y digna del neofeminismo mas exacerbado propio de cualquier hippie trasnochada, con las tetas caídas por haber quemado su sostén. Y es que, si cogemos las estadísticas del año 2009, 758.484 mujeres se matricularon en la universidad. Esto indica, en concreto, que el 54% de los nuevos matriculados fueron mujeres. Y ahora viene la pregunta que todos ya os habréis hecho. ¿Si el Ministerio de Igualdad (lo siento, pero al escribir esto, me atraganto de la risa) trata temas para la igualdad de sexos, no sería lícito el haber conseguido un 50% de matriculados para cada sexo? 59000 mujeres deberían haber sido expulsadas de la universidad, por esa regla de tres, para abrir así la puerta a sus compañeros de cromosoma XY.

Pero el problema viene de más atrás. Concretamente del momento en que Zapatero, haciendo gala de talante y mano izquierda decide crear el ministerio en cuestión. Cabe destacar que creó un par de ministerios más, cuando dijo en campaña que su gobierno sería identificativo por su austeridad, pero eso es harina de otro costal, y ya comentaré algo más adelante. Cada Ministerio tiene una misión y un ámbito al que enfrentarse para llevar al país y su población a buen puerto. El de Defensa se encarga de las Fuerzas Armadas y de la defensa del país. El de Fomento a afrontar gastos para infraestructuras. El de Educación se encarga de establecer el sistema educativo. Pero, cuando se instaura un nuevo Ministerio, se corre el peligro de superponer responsabilidades dentro de un mismo ámbito. Y, de esta manera ocurren estos sinsentido, en los que el Ministerio de Igualdad incurre en el territorio de la Educación.

Pero se me ocurre, que Super-Aído podría tomar otra serie de medidas en un futuro, para hacer del país de la piruleta en el que pretende que vivamos, un lugar mucho más feliz y equitativo para todos. Podría, por ejemplo, sancionar a las discotecas en las que se cobra entrada a los chicos y no a las chicas. Podría prohibir las organizaciones exclusivas y excluyentes sólo para mujeres (recuerdo hace poco haber leído sobre la creación de la primera tuna sólo para chicas, cuando la tuna tradicional hoy en día ya acepta mujeres), o, inclusive, que haya el mismo número de mojigatas que de mojigatos en su Ministerio. 

Bibi, la Igualdad es lo que su propio nombre indica, igualdad de condiciones. A ver porqué se va a estudiar el feminismo, y no el machismo, cuando ambas son corrientes de pensamientos absolutamente semejantes, cambiando sólo la víctima. Y si el feminismo está bien visto, porqué no el machismo. Y que no se me malinterprete, que cada uno es muy libre de pensar lo que quiera. Pero tratar de imponerlo así, por las buenas, me parece además de una canallada, una falta de respeto hacia la inteligencia de esa minoría que aún piensa de vez en cuando. 

A ver si pasa de una vez esta histeria por la igualdad, y se empieza a hacer política de verdad en este país.