¿Ventanilla o pasillo? -Tomo I-




Soy un hombre de autobús. El no tener carnét de conducir es lo que tiene, me obliga a coger el autobús para ir y volver del instituto, para ir y volver de la playa, para ir a jugar un partido de fútbol, para ir a visitar a mi novia, y luego volver... Y debo decir que no me disgusta. Siendo como soy un interesado por todo lo que me rodea, soy testigo de conversaciones acojonantes y fascinantes de mis vecinos de asiento. Y eso que procuro estar entretenido durante el viaje para evitar ponerme nervioso con las conversaciones ajenas, los sonidos de móviles, y la vibracion del autobús. Mi escudo ante todo esto es, ni más ni menos, que un libro. A poder ser ligero de leer y sin muchas páginas. Este fin de semana estuve en San Sebastián, visitando a mi novia, y ¿a que no sabeis qué? Efectivamente, fuí y volví en autobús.


La ida a San Sebastián fue realmente agradable, con un autobús prácticamente vacío, permitiéndome reclinarme y ocupar dos asientos durante todo el trayecto. El libro que elegí para esta ocasión fue La Sintaxis de la Imagen, tratado de Donis A. Dondis sobre la alfabetividad visual y el proceso comunicativo de las imágenes. Un viaje ameno de dos horas y media productivas que culminó conmigo en San Sebastián sin incidentes ni dolores de cabeza. Pero claro, el fin de semana no podía ser perfecto. El viaje de vuelta, fue la peor pesadilla para los concienzudos antisociales como yo, que prefieren parapetarse tras el libro que sostienen antes que dedicarle una sonrisa a un desconocido al que no vas a volver a ver en la vida.

Desde San Sebastián hasta Bilbao, el viaje fue una auténtica delicia. 4 personas en todo el autobús, y yo en mi mundo, disfrutando de la lectura, ajeno a ruido, kilómetros y frío. De repente, paramos en Bilbao. Me pongo en alerta máxima, mirando amenazadoramente a las 7 personas que se subieron al autobús, dispuesto a defender a capa y espada mi pequeño reino de la tranquilidad y la lectura. Pese a todo, una pareja hizo caso omiso de mi mirada, y se sento en los dos asientos que me precedian en el autobus, la anteúltima fila. El vehículo comenzó su salida de la estacion del Botxo según lo previsto. La parejita charlaba sobre sus cosas a un volumen racional, y nadie llevaba la música exageradamente alta, para que disfrutásemos de ella el resto de pasajeros. Pero, en ese preciso momento, llegó la hecatombe. En un maldito semáforo a la salida de la estación de autobuses, se paró el autobús, y comenzó la tormenta.

Una vez estaba el trayecto comenzado, permitieron que se subiera el octavo pasajero de Bilbao. Con mucha cara de simpático, y una sonrisa risueña que no encajaba con la hora ni el día que era, se sento en la última fila, al otro lado del pasillo. Me declaré oficialmente en estado de sitio. Alerta, cual cebra pastando en la sabana, a la espera de que la leona salta de detrás delos matorrales. Y ahí vino: "Madre mía, casi no lo pillo. Me he tenido que tirar del taxi en marcha para coger el bus. Y menos mal que ha parado en el semáforo, porque si no me tengo que esperar dos horas para el próximo autobús. ¿Sabes si hay mas autobuses después? Porque con el frío que hace, haber tenido que esperar dos horas...". Y no queda ahí la cosa. Porque entonces es cuando suena el móvil, y repite la misma cantinela 3 veces al emisor de la llamada. Se ve que no se enteraba de los que mi Indiana Jones de Artxanda particular le estaba contando. Para este momento, la pareja que conversaba justo delante de mí, ya había comenzado en un frenesí de discusión al parecer porque él quería dejar a ella.

Yo intentaba en vano continuar con mi lectura: ¿Cuál es la influencia perceptiva de las fuerzas exteriores sobre la realización de cualquier clase de objetos visuales y sobre la expresion de ideas? El habitan... "Dime que es lo que pasa. ¿Ya no te gusto? Es porque he engordado, ¿verdad? Dime por que coño me quieres destrozar la vida como hizo Jose. ¿Es porque no follamos?..." El habitante de una selva virgen, acostumbrado a vivir en un... "¿A dónde vas? Yo voy a Santander, porque resulta que mi madre está enferma, y me ha pedido que vaya. No es que sea nada grave, pero va a estar ingresada unos días y para que no se sienta sola la mujer." A vivir en un espacio limitado y en penumbra, tiene enormes dificultades para ver en... "¿Cómo quieres que me calme? Me estás destrozando la vida. ¿Qué va a pasar con tu hijo? ¿Lo has pensado? No me pidas que me calme y deje de gritar. Me da igual lo que piense el resto. ¿Necesitas irte de putas de vez en cuando? Si quieres puedes irte, pero por favor, no me dejes..." Y entonces, es cuando en mi imaginación sacaba un AK-47 y tras una ráfaga de 600 disparos por minuto, jodía a los tres sitiadores de mi castillo. Pero no, en lugar de eso, no pueda hacer más que aguantar estoicamente los 100 kilómetros de viaje, en silencio, preguntándome porqué no me quedé en San Sebastián con mi novia, y tuve que venir a Santander.

Para la próxima, lo tengo decidido, Magnum Parabellum colgando del cinto, y en cuanto algun intrépido pasajero pretenda acercarse a mí, le reviento el pecho a balazos. Que uno es tonto por educado, pero no gilipollas.

5 comentarios:

María Arce España dijo...

NO PUEDO CREER QUE LA MUCHACHA LE DIJESE AL NOVIO QUE SI QUERIA IRSE DE PUTAS QUE SE FUERA PERO QU ENO LA DEJARA.....Virgen santaaaaaaa!!!!

Mortal david, mortal, llego a estar ahí y madre de dios el rebote que hubiese pillado..

David García Verdejo dijo...

Pues lo dijo, con dos cojones. Pero lo sorprendente no es que diga eso, si no que no se de cuenta que estamos los demas en el autobus intentando no escuchar su conversacion, y ella hablaba cada vez mas alto.

Para mi que queria testigos de que el culpable de la ruptura era el para luego matarlo y descuartizarlo, y sacarlo de la estacion de autobuses en bolsas de basura.

María Arce España dijo...

Si....y si mancha algo está justificado xDDD

Las mujeres somos así de retorcidas.

Jesús Sousa dijo...

Si ya puedes encontrarte día a día con cosas muy curiosas en los autobuses municipales de Santander...

Pobrecito, que te dieron el viaje de vuelta. Entre el Rambo euskaldún y "la extraña pareja"[Grande Ismael Serrano] ¡Vámonos de putes, oh!

Dicho esto, yo a poder ser me pido la ventanilla. ¡Un saludo!

David García Verdejo dijo...

Yo soy mas de pasillo, para estirar las patas.