¡Que alguien salve a Carla!



Reconozco ser uno de esos a los que me caía bien Sarkozy. Un tío que con esa cara y ese cuerpo había sido capaz de conquistar a una pedazo de hembra como Carla Bruni, tenía que ser un crack. No había más motivos. Sin embargo, ese primer fulgor de buenrrollismo y simpatía se ha ido desvaneciendo conforme pasaba el tiempo. Ahora, no deja de ser el típico imbécil al con una novia espectacular, que sólo provoca preguntas e incomprensión ante los demás. Un '¿Qué cojones hará ese pedazo de tía con semejante mamón?' generalizado, vaya.

Y es que el tema de la expulsión de los gitanos de Francia ya provocó ciertas reacciones en el panorama internacional. Todos los medios progresistas acudieron a la llamada, y cual lobos hambrientos, se dedicaron a despedazar sin piedad al nouveau Napoleon. Y, por supuesto, los medios conservadores de este país a aplaudir la decisión, y a señalar de rojos y libertarios a los demás. Pero ojo, el aplauso no creo que viniera tanto por la decisión de Sarkozy como tal, si no por lo que suele ser común en política en este país: si tú dices blanco, yo digo negro, y si me dices Barça, yo te digo Real Madrid. Aquí nadie es de los pequeños. Demasiadas derrotas no ayudan a engordar la la cuenta bancaria.

Pero una vez aquel revuelo parece ya lejano, debido en parte por la velocidad con la que las nuevas tecnologías consumen, buscan y desgranan las noticias, y debido a que en general la gente tiene poca memoria, el parlamento da un nuevo golpe sobre la mesa. Queda prohibido en territorio francés el uso del 'burka' en lugares públicos, incluyendo la calle. O la 'rue', que la llaman ellos. Medida, que a mi parecer, viola los Derechos Humanos.

Artículo 2.

  • Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
  • Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Legalité, legalité, tocaté... los cojones. Vamos, que si eres musulmán no puedes vestirte conforme a tus gustos o creencias. Sin embargo, a nadie se le prohíbe llevar una cruz, ni sacar pasos de Semana Santa, ni se condena judicialmente y con máxima severidad a los curas pederastas. ¿Es más peligroso que una mujer musulmana lleve un 'burka' a que cualquier macarra vaya con una navaja guardada en el bolsillo?. No, pero no se ve. Escondamos el polvo bajo al alfombra.

Nuestros vecinos les enfants se olvidaron hace tiempo de lo que es el respeto al parecer. Porque no contentos con prohibir, que me parece mal, pero es cosa suya, la multa por llevarlo puede ser de 150 euros, o de un curso de ciudadanía. Que debe ser, que para el bueno de Sarkozy, ser musulmán es ser un mal ciudadano. Pero ojo, porque la intención principal es condenar incluso a la cárcel por vestir el burka. Y ahí es donde se lía la cosa. ¿Los 150 napos de multa son para las mujeres que se ponen el burka sin querer? Semejante armatoste de vestido no puede llevarse por casualidad. ¿Será un atenuante ser francés y ser musulmán? A ver por dónde va la aplicación de esta ley, que por cierto, ha sido aprobada en la corte sin prácticamente oposición.

Empiezo a pensar que Carla Bruni vive constantemente con un arma en su espalda, sostenida por Nicolás. No se puede obviar semejante muestra de fascismo por muy enamorada que esté. Por no hablar de su pérdida de papeles, hace no tanto tiempo... ¡Que alguien salve a Carla, por Dios!

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