La música y sus conspiranoias




Iba ayer camino a casa por una conocida calle peatonal de Santander, cuando no puedo evitar fijarme en una chica, muy mona ella, portando sobre su cabeza unos auriculares del tamaño de dos ensaimadas mallorquinas. Fue inevitable sonreir ante la modernidad aplastante de la chica, portando sus aislantes sensoriales de colores de color rosa chicle. Debe ser que ya no se llevan los auriculares de botón, de los que se encajaban en la oreja, y con los que, además de escuchar uno mismo su música, podía, en un momento dado, prestar un auricular a su vecino de asiento del autobús. 

Pensando en estas cosas llegué a casa, y de repente caí en la cuenta. Haciendo un breve inventario en mi habitación, encontré mas de 8 pares de auriculares para aparatos de música portátiles, (sean walkman, discman, mp3, iPod...). 16 auriculares comprados en menos de dos años. Y, haciendo pruebas, mis teorías conspirativas y paranoicas iban tomando forma. Ninguna funcionaba plenamente. O solo se oía por un auricular, o no se oía nada, o se escuchaba la música demasiado baja. Ni siquiera funcionaban esos métodos caseros usados por todos, como es el girar la cabeza del enchufe de os cascos, ni dejarle a medio meter, que sirve cuando aún están a medio romperse. 

¿Es realmente casualidad que cuanto más tiempo pasa, menos duren los auriculares? ¿Será una conspiración de Sony, Panasonic, y demás empresas dedicadas al ámbito, para asegurarse unos beneficios fijos, como si de impuestos se trataran? ¿El aumentar de tamaño y volver a los cascos gigantes es por ese afán de lo vintage que todo lo inunda hoy en día, o es porque son más caros que los pequeños, y hay mayores beneficios? ¿Cambiar el tamaño de las clavijas para que tengas que comprarte adaptadores es un accidente? ¿Es tan raro encontrarse estanterías con auricularesen tiendas de ropa de mujer? Está claro que no, ya que se han convertido en un complemento más de moda, dado que con el tamaño que abultan, y los colorines que tienen, deben combinar con el resto de la ropa que uno lleva.

Si, queridos amigos, todas estas tonterías son las que le da tiempo a pensar a este humilde gilipollas que aquí escribe. Y la verdad, echo de menos aquellos cascos con esponjilla y la parte superior metálica de la marca Sony, que venían en la caja del Walkman, y que aguantaron prácticamente 4 años, e, incluso, se adaptaban al discman.

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