La familia Gilipollas Comunis, vertebrados.








Existen diversas clases de gilipollas. Esta viariedad genética dentro del ser humano es lo que, casi con toda seguridad, nos ha hecho llegar al punto al que hemos llegado. El mundo se rige por gilipolleces, unas más, otras menos. Unas son tonterías (La Tierra es del viento, y demas. Gracias, ZPocahontas) que te hacen sonreír al imaginar la candidez del emisor; otras, lo que parece una gilipollez, con el paso del tiempo adquiere peso y resonancia en la sociedad, eco de voces ignorantes y sin fundamento. Jamás Sabino Arana creería la ingente cantidad  de gilipollas que se unieron a su doctrina, y para colmo, la desprestigiaron. Y otras gilipolleces, con el paso del tiempo, el tiempo es el encargado que los gilipollas fueron los demás (nota personal: va por tí, Iglesia. De nada, Galileo). Por supuesto, estos axiomas son emitidos por gilipollas. El Gilipollas Comunis típico de esta enorme piel de toro en la que me toca vivir. Y, como sus juicios emitidos, los hay variados. Gilipollas en este país hay más variedad que una tienda de los chinos, pero básicamente, se reúnen en tres grupos, o subespecies, según se mire.
  1. El  Gilipollas Pura Sangre. Dícese de aquel individuo gilipollas por naturaleza, incapaz de poder dejar de serlo. Se les distingue porque piensan, actúan, comen, andan como manda su genética endogámica. Son ese tipo de gente que utiliza los libros para calzar la mesa, y piensa que quien escribió el Poema del Mío Cid es el mismo que el de El Lazarillo de Tormes. Esto lo dicen, por supuesto, meditando la respuesta, y convencidos de tener la razón. De estos abundan en todas partes. Desde aquellos periodistas que en horario de prime time vespertino descubren América, y de paso, Burdeos, que, como es sabido, es la capital de Uruguay, hasta los que juran y perjuran que el ateo sólo cree en Dios. No deja de ser curioso que cuanto más gilipollas son, más dinero ganan. Y más curioso, incluso, que ellos ignoren ese dato, y se consideren buenos periodistas.
  2. El Gilipollas Por Contagio. Dícese del fulano que, lejos de mantenerse alejado y digno de uno de los mayores males de la humanidad, decide zambullirse cual Greg Louganis, en ese océano de gilipolleces provocadas. Éstos son los individuos que deciden, porque está de moda ser gilipollas, y van presumiendo de ello. Van de provocativos diciendo las cosas en alto, sin filtro ninguno, como los gilipollas genuinos, pensando que son súpersinceros, sin darse cuenta que son estúpidos, y que hay que tener un minimo de educacion. Esta gente, que no coge un libro, porque es mas importante conocer quién es el último nominado de Gran Hermano, que saber escribir Vetusta Morla con uve y no con be, pretende hacerte creer que ellos son los que poseen la piedra filosofal de la sabiduría de Occidente. Actualmente, según la OMS (Organizacion Mundial de la Salud) ha alcanzado el nivel de pandemia. Se recomienda el uso de mascarilla en lugares publicos, y establecimientos con aire acondicionado, es altamente contagiosa.
  3. El Gilipollas Veleta. Dícese de todo aquel personaje que mientras está contigo, se comporta como una persona normal, pero que cuando coincide con ciertos amigos del barrio, se convierte en un imbécil por definicion, y gilipollas por voluntad. Diríase que se siente a gusto en ese papel. Los chascarrillos y faltas de respeto hacia tí en ese momento es la melodía predominante de una sinfonía de absurdeces y comentarios inconexos, con los matices punzantes de esas faltas léxicas, de sintaxis, y gramaticales. Tu reacción legítima sería el partirle la cara, pero en casa te enseñaron que a los animalitos indefensos no se les pega. Lo curioso, es que después, te pide dinero para pagar el taxi y llevarse a sus amigos de fiesta.
Si a mi me viene un gilipollas, y me suelta con su neurona patinandole en el encéfalo, que "los judíos no son personas", me suelta perlitas del estilo "Hitler quiso acabar con los nazis porque eran capitalistas, y Hitler estaba en contra de eso", y entonces, cual Hiroshima tabernero, decide rematar con un "Es culpa del Consumismo comunista", te pregunto: ¿qué clase de las tres mencionadas anteriormente es?. Y ante todo. ¿Primero te ríes de el, y luego contestas? ¿O mejor reirse de él, y no contestarle, para que en otro moomento te arregle el día con un comentario suyo?




2 comentarios:

María Arce España dijo...

Yo evité contestarle salvo en determinados momentos que las palabras y la indignación me salían solas!

Pero también destaco la de "los gays tenian que estar muertos" y la puntillita de "bueno, yo se que tengo razón y no voy a cambiar de opinión, no voy a cambiar! no!"

Me hubiese quedado agustisimo dandole una mano vuelta que pa que!

Anónimo dijo...

Me gustaría conocer a la persona en quien te has inspirado, o mas bien saber quien ha sido, porque sospecho que conocerle, lo que es conocerle le conozco
A ver cuando nos tomamos unas cañas joputa!
Por cierto,soy Aitor, que he intentao firmar con mi cuenta de OpenID pero soy incapaz...