Le descubrí hará unos años, durante mi fiebre por la pintura en spray y las paredes limpias. En una de las infinitas revistas que me compré dedicadas al tema de la decoración de la ciudad, vi un diseño muy llamativo, y sin embargo, absolutamente integrado en el medio en el que se encuentra. Un estilo muy limpio, lejos de las letras ininteligibles de los escritores de paredes habituales, de los chorretones, y además, con un sentido de la estética muy desarrollado, y mucho ingenio. La obra de la que estoy hablando es ésta:
Un diseño sencillo, muy ingenioso, y con un acabado inmejorable mediante el uso de plantillas. La cuestión es que no ponía el nombre del autor, y cuando digo nombre, evidentemente, me refiero a su nombre de batalla. Tardé un mes en averigüar su pseudónimo, gracias a un amigo, que por aquel entonces, poseía internet en su casa. Su nombre era Banksy, y era inglés. Y sus obras, lejos de las clásicas letras en tres dimensiones, poseían tintes de humor, de ironía política, de dramatismo. Se salía de los que era usual en este país, donde, quizás aparte del Muelle, nadie se salía de lo que se hacía en Estados Unidos por los 80, y aquello era de 20 años antes. Porque, tan típico como es en la escena del hip-hop de este país, criticar a todo aquél que obtiene un poco de fama o protagonismo de toyaco (sic), o vendido, muy poca gente se atrevía a mejorar su estilo. O variarle por completo, algo completamente lícito.
Por aquél entonces, recuerdo que los grafiteros apenas tenían una repercusión decente, ni tan siquiera en las revistas dedicadas al hip-hop, donde el rap, como siempre fue y siempre será, se llevaba el 90% del contenido. La repercusión apenas constaba de alguna mención en periódicos locales, y quejas de los alcaldes y las empresas de trenes por tener que limpiar las pintadas. Concepto negativo que, por supuesto, estaba justificado, puesto que en muchas ocasiones, el graffiti consistía en realizar pintadas sin tener en cuenta el lugar, o pared a utilizar. Frases con errores sintácticos y gramaticales inundaban las ciudades, y pese a que algunas tenían cierto mensaje (La única iglesia que ilumina es la que arde), otros eran una declaración de intenciones de los autores (El Evax tanga se me mete por el culo).
Y, resulta que el otro día descubrí que Banksy, que ha expuesto sus obras en museos de arte moderno, de manera legal e ilegal, y que ha llegado a tener una fama a nivel mundial dentro del mundillo del graffiti ha rodado una suerte de documental sobre sí mismo. Dicho documental se ha llevado un premio del Festival de Cannes de cine, lo cual, no deja de ser curioso. Resulta que mientras por un lado, gente como Banksy se lleva premios por hacer algo ilegal, otros tienen que pagar 3000 euros por hacer una pintada. Es lo que tiene el ser muy bueno en lo tuyo, que al final da igual a lo que te dediques.
Y ahora comparen con esto:
1 comentario:
Me ha gustado todo el post, la verdad que si. Las fotos me parecen una pasada, muy cómicas y todas con mensajito. Fenomenal en serio te llevas mi aplauso.
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