Buena suerte, Señor Gorsky.




La llegada del hombre a la Luna, siempre ha estado llena de enigmas, conspiraciones paranoicas, misterios y mentiras. Leyendas urbanas han envuelto siempre las excursiones espaciales, dando unos tintes surrealistas a historias y anécdotas por otro lado absolutamente mundanas. Historias acerca de astronautas perdidos en el espacio, astronautas fantasma de los que se desconoce su existencia siquiera, infunden miedo a lo desconocido, y fascinan a los más pequeños.

Sin embargo, hay anécdotas divertidas sobre el espacio, que no han trascendido con el paso del tiempo hasta el día de hoy, en parte porque no son ciertas, . Por ejemplo, poca gente conoce que Neil Armstrong, no sólo dijo esa famosa frase de "Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la Humanidad", sino que, además, tras dar el paseo sobre la superficie selénica, y tras volver a la cápsula del Apolo XI, dijo otra enigmática frase: "Buena suerte, señor Gorsky".

Tras volver a la Tierra, Armstrong fue cuestionado acerca de tal frase,y él lo único que contestó fue que no podía resolverles la duda. Así fue hasta el año 1995, cuando por fin, Armstrong resolvió las dudas de los periodistas. Resulta que el Señor Gorsky era su vecino cuando Armstrong era un chaval de barrio. Y resulta que un día, mientras jugaba al béisbol con un amigo, oyó gritar a la señora Gorsky:

-¿Sexo oral? ¿Que quieres sexo oral? Tendrás sexo oral cuando el hombre se pasee por la Luna.

Y por eso dijo aquella enigmática frase. O se dice que lo dijo. Porque, en investigaciones hechas a posteriori, se descubrió que no estaba tan claro que Neil Armstrong se hubiera criado en un barrio obrero, ni de que hubiera vivido algun Gorsky en alguno de los infinitos sitios entre los que transcurrió la juventud de Neil Armstrong. No es algo claro, y que tampoco el protagonista está dispuesta a desvelar, al menos de momento. Más tarde, hay quien ha dicho que toda esta anécdota no es más que una broma que hizo un programa de televisión, y que incluso el propio Neil Armstrong ha confirmado que la primera vez que oyó la historia de Gorsky fue en un programa de televisión.

De cualquier modo, la anécdota no deja de ser graciosísima, y propia de la mejor autobiografía de la historia de la humanidad. Pero la cuestión es: Si hubiera sido verdad lo que se supone que oyó Armstrong, ¿conseguiría el señor Gorsky su objetivo?

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