y era tal esa mirada, que revolvió mi plenitud.
y pese a que del revés estaba, busqué con aptitud,
ese escalofrío que resolviese mi óbice.
Que quizás no lo merezcas ni un ápice,
pero no soy más necio, y lo sé con certitud,
pues no peco de rencor ni de acritud,
y por ello te dedico este humilde códice.
Que si yo soy quien tus manos roza,
y tus labios quien el rizo quieren rizar,
simplemente lee, disfruta y goza.
¡Que simple el escribir y poetizar,
cuando mis delirios solos se esbozan,
y no tengo mas que teorizar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario